Javier Rodríguez Castro
Vamos a partir de esta frase que dejó el precursor del olimpismo moderno, el Barón Pierre de Coubertin ““Lo más importante del deporte no es ganar, sino participar, porque lo esencial en la vida no es el éxito, sino esforzarse por conseguirlo.” Es algo que se ha quedado en el olvido, muchos buscan ganar a cualquier precio. Mientras que el éxito no solamente esta en un campo deportivo, el deporte se se vuelve esencial para después sobresalir en la vida y marca una forma de vivir.
Con todo lo anterior, es importante analizar el futbol amateur o llanero que se practica en Nayarit. Ese donde el único fin es ganar, porque el triunfo se ha convertido en un negocio más que en una alegría. El que gana más campeonatos en categorías infantiles, tendrá más niños en su escuelita de futbol y podrá cobrar más a los padres que sueñan con que su hijo sea futbolista profesional. Mientras que en categorías de mayor edad se cobra por ver un juego de aficionados, donde se protesta hasta el más mínimo detalle, donde se olvida lo más importante que la competencia en la cancha y se juega más fuera de la misma.
El futbol infantil ha perdido parte de su magia con las escuelas de futbol que existen en la actualidad, donde vuelven niños rígidos al momento de jugar, bajo esquemas tácticos que ni los mismos estrategas en ocasiones entienden. El fútbol de niños, tiene que ser una diversión y no un tablero de ajedrez. El infante en la cancha debe ser libre con el balón, disfrutar del juego y el resultado tiene que ser lo menos importante.
Anteriormente el niño representaba a su colonia y jugaba libremente en las canchas de tierra de la ciudad. En la actualidad las escuelas de futbol que abundan en la capital, se disputan a los niños y lo realizan con campeonatos, la escuelita que tiene más niños es la mejor, no tanto por la manera de formar a los niños, sino por los campeonatos obtenidos en la cancha. En muchos casos, existen niños que forman parte de un equipo donde pagan y los minutos que juegan son pocos, porque en los conjuntos se forman para ganar y deben jugar los mejores. Cuando lo mejor del fútbol infantil es divertirse y pasarla de lo mejor.
Ante todo esto, existen muchos responsables de lo que sucede empezando en casa, donde el padre de familia quiere que haga el deporte el cual le gusta, sin antes preguntar al niño si esa actividad le llama la atención. Cuando el niño juega, en muchas ocasiones el primero en juzgarlo, resulta ser su papá quien quiere que su hijo sea el mejor futbolista, olvidando que el futbol en esas categorías es algo lúdico y recreativo.
Y si el niño juega bien al futbol, llegan las ofertas para que se vaya a un mejor equipo donde pueda aspirar a campeonatos. En muchos de los casos, no se les cobra la mensualidad o se les hace un descuento con tal de que forme parte de otro plantel de “mejor calidad”.
Con todo lo mencionado anteriormente, al infante le quitan lo que para él era un juego y lo involucran en una competencia de demostrar que equipo es el mejor. Donde la estrategia por ganar se vuelve en un juego de adultos.
Dejen que los niños jueguen y disfruten, no los aten a posiciones dentro de un campo de juego. El futbol tiene una magia única cuando se es niño y la mejor manera de vivirla es no adelantando procesos con el fin de ganar.
Fotos: Héctor Guillén