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Javier Corral: ¡no eres bienvenido!

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Luis Rubén Maldonado Alvídrez

“La historia política de Corral está llena de traiciones, siempre enredado en la bandera hipócrita de la honestidad y construyendo constantemente un discurso de confrontación”, así inicia la extraordinaria entrevista al empresario Eduardo Almeida Navarro, que publicó El Diario el día de ayer realizada por una mente brillante del periodismo: Argelia Domínguez.

La entrevista al empresario Almeida, recorre fragmentos de la historia de Javier Corral y la relación como amigos y compadres que alguna vez tuvieron, la cual tiene como constantes, a las mismas con las que Corral se ha conducido en su vida política: traición, odio, mentiras, pleito, insultos, falacias y miedo.

Dicha entrevista se da en el contexto de una provocación que, el hoy senador por Morena, Javier Corral Jurado, venía haciendo desde que ambos iban a bordo de un vuelo proveniente de la Ciudad de México.

Corral, ya sin Escamilla, pero sin con otro equipo de seguridad no uniformado, se escondió de las palabras de Almeida, entre las cuales se escuchan en video viralizado en redes sociales, el temible insulto: “Ahora sí dame la cara, por una vez en la vida”.

Y como es su costumbre, Javier Corral, se escondió en enaguas ajenas.

Hechos similares ha despertado Corral en sus visitas a Chihuahua y en Sonora, recuerdo las del también empresario Kike Valles, quien lo ha confrontado tras una persecución política en su contra, la de Don Raymundo Romero, a quien lo mandó a arrestar sin motivo alguno en plena Nochebuena, así como la detención de Cristopher James Barousse, quien lo confrontó en Sonora y Corral con su cara de espanto huyó de la escena.

Corral no es bienvenido en Chihuahua, salvo por un microscópico grupo que se deja ver con él en cantinas famosas del centro chihuahuense, nadie quiere a Javier Corral. Pues, sólo está cosechando los frutos podridos del rencor y odio que sembró como gobernador; para eso si fue muy bueno.

Quizás, producto de su mitomanía crónica, piensa que es adorado en tierras chihuahuenses. Hay evidencia contundente de lo contrario, pues al dejar el poder registró ser el gobernador de Chihuahua más impopular del siglo XXI.

Y con en todo este contexto, me gustaría recorrer alguna evidencia de las mentiras que Javier Corral dijo al iniciar su gobierno, y quienes no votamos por él, sabíamos que eran puros embustes.

Dijo, el 4 de octubre de 2016, en su discurso tras convertirse en gobernador de Chihuahua:

“Me gustaría, por ejemplo, que en el futuro, el gobernador del estado pueda someterse al debate y la deliberación abierta con los legisladores, como uno de los necesarios actos de rendición de cuentas. Los invito a legislar para que cuando ustedes quieran que el Gobernador del Estado comparezca ante el Congreso, simplemente lo dispongan y se me convoque. Se trata de que inauguremos en el país la práctica de que el gobernador del estado se someta al debate y la deliberación pública con el Congreso, con motivo de cualquier asunto de interés público. Lo propongo convencido de que en el Poder legislativo reside la representación del pueblo de Chihuahua”.

Mientras leía ese fragmento del discurso, no podía parar de reír. Carcajada pura, pues, Javier Corral tuvo en la primera legislatura un muro de mujeres que nunca pudo cooptar: las entonces diputadas del PRI Isela Torres, Karina Velázquez, Adriana Fuentes, Imelda Beltrán y Rocío Sáenz. Las cinco conocidas como la “Bancada Rosa”, no descansaron ni un día pidiendo, solamente lo que Corral ofreció al asumir como gobernador: debate y deliberación pública en la tribuna del Congreso.

Nunca tuvo las agallas. Ni en su primer informe en marzo del 2017, fue porque no quiso enfrentar su nemésis legislativa: la combativa juarense y tres veces diputada local, Isela Torres Hernández.

Si no le dio la cara a la representación del “pueblo de Chihuahua”, como dijo él mismo, menos se la iba a dar a Almeida. Temeroso antes, cuando tenía poder; miedoso con fuero. Siempre ha necesitado protección constitucional y de seguridad, pues no sabe enfrentarse a quien no necesita de ninguna de las dos.

Y viene otra mentira de su gigantesca colección: “¡Gracias Chihuahuenses! Siéntanse orgullosos de este momento, porque este momento de cambio y renovación popular en el gobierno, es fruto de un triunfo colectivo, de una gesta cívica que desafió las condiciones más adversas que campaña electoral alguna haya enfrentado; contra todo pronóstico, bajo el alud de la guerra sucia, la manipulación informativa y la calumnia, hemos demostrado que se puede ganar sin el tonel de dinero sucio que se usa en las campañas, cuando la primera y más importante alianza que se realiza es con el pueblo”.
Más hilaridad en las palabras huecas de Corral Jurado. Según sondeos durante su gobierno que son públicos, no hay ningún chihuahuense que se sienta orgulloso de su gestión como gobernador.

Y como parece disco rayado, dado su fervor por la comunicación soviética, repitió: “Por eso vuelvo a dar gracias, por darme la oportunidad de servir a mi tierra, de servir a mi gente. La responsabilidad es mayúscula, estoy consciente que sobre nosotros descansa la esperanza de miles de chihuahuenses pero trabajaremos a la altura de la enorme dignidad de este pueblo”. Ni las gracias dio cuando Maru Campos le arrebató la gubernatura y, peor aún, no sirvió de nada a las y los chihuahuenses.

Agregó: “Vamos a rescatar el sentido de la política, como la enorme oportunidad que la persona tiene de encontrarse así misma en el servicio a los demás. El cauce para establecer el bien común, como ese conjunto de condiciones materiales y espirituales que permiten a una persona desarrollarse en la comunidad. Para esta tarea, me declaro libre de compromisos oprobiosos o infames que me impidan asumir en plenitud el honor y la responsabilidad de ser gobernador. Llego con la mayor independencia política y económica que pude haber deseado, y por ello podré servir a todos con imparcialidad”. Resultó totalmente falso: fue un gobernador alejado, que no sirvió más que para el mal común y destruir las finanzas estatales, con el pretexto de la pandemia.

Dijo también: “Estoy atado a un solo compromiso, encabezar un gobierno que garantice cabalmente las libertades y derechos fundamentales de todos los chihuahuenses sin distinción de sexo, etnia, clase social, orientación sexual, política o religiosa. Una administración abierta, plural, respetuosa de la ley, enemiga de la corrupción y la impunidad”. Vimos que el único compromiso al que estuvo atado, como gobernador, fue al de Morena. Se rumoró mucho y hoy, él mismo es la evidencia: es senador por Morena.

Y la mentira más grande: “Estoy aquí para la obrera, para la ama de casa, para la madre soltera o divorciada (como fue la mía) que en condiciones adversas sostienen familias. Estoy aquí para invitar a todos los chihuahuenses a reconocer a la mujer en su dignidad de ser humano, reconocer su situación de desventaja social, económica y política, y así, reivindicarlas en la igualdad de capacidades y derechos”. Nunca estuvo para las mujeres chihuahuenses. Se opuso a la Alerta de Género en 2019 y persiguió a quien hoy es la gobernadora del estado, Maru Campos, desde que fue alcaldesa e intentó de todas las maneras de peor factura, evitar que llegara a ser candidata y luego gobernadora.

Javier Corral nunca ha respetado a las mujeres, menos a las y los chihuahuenses. Así que, el empresario Almeida, no puede esperar nada de un hombre cuya alma se forma de enojos, rencores, insultos, gritos y maldad pura.

Tanto presumió ser un humanista que, en la gestión como gobernador, demostró carecer de un gramo de humanidad.

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Y como dice la Biblia: “Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”. Así que, en Chihuahua, Javier Corral, que queda muy claro: ¡No eres bienvenido!

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