Rafael G. Vargas Pasaye
En una nota reciente del Huffington Post se pudo leer: “Los microinfluenciadores tienen 4 veces más probabilidades de obtener un comentario en una publicación que los macroinfluenciadores (que generalmente tienen 10 millones de seguidores)”.
No es asunto menor, y menos cuando en una nota de Expansión firmada por Zyanya López, nos enteramos que este 2018, “cuatro de cada 10 mercadólogos incrementarán el presupuesto de las campañas hechas con celebridades del internet, según cálculos de la agencia Linqia”. De acuerdo a ese mismo estudio, “las marcas que trabajaron con influencers en 2017 incrementaron sus ventas hasta en 46%, tendrán más influencia los influencers con un mercado específico a los que tienen miles de seguidores”.
Esto es, que aquellos que tienen millones de seguidores pueden en algún momento no ser tan importantes (obvio que si mencionan o apoyan la causa es mucho mejor) como sí lo pueden ser los que cuentan en sus redes a miles de seguidores reales. La razón es la segmentación, el microtargeting.
Un experto en el tema es Frank Estrada, para quien “Los contenidos deben estar mejor dirigidos, deben tener una planeación en base al estudio de las audiencias, incluidos la estrategia de influencers”. Y como él mismo lo señala, no hay documentación como tal, todo se está basando en las experiencias de conversión que están teniendo las marcas.
Una grata experiencia hace siempre que regrese o tenga más impacto, quizá también allí se debe el incremento de contenidos que se apoyan en el infoentretenimiento para alcanzar sus metas. Sin dejar de lado el elemento suerte con un cruce que en las redes si hay algo constante es el cambio.
Para Frank Estrada los contenidos no deben publicarse a la suerte, porque a final de cuentas cubren una necesidad de la audiencia. Esto es, un contenido cumple, pero puede fallar y no hacerse exponencial, no ser compartido, recomendado o algo similar. Sin llegar a lo que parece ser en algunos casos el objetivo: la viralización.
En el marco de lo comercial, tanto como en lo electoral, sí genera una percepción distinta aquel que tiene millones de seguidores contra quien tiene apenas unos cuantos, relegando a segundo término los contenidos, la filosofía, los principios, o los valores. Pero con esta nueva dinámica que comentan los expertos, es sin lugar a dudas importante poner en la justa balanza la cantidad con la calidad.
