Rafael G. Vargas Pasaye
La realidad es que no es uno, sino muchos Guasones los que nos rodean, algunos invisibles para la vista apresurada, otros llaman la atención por su comportamiento, pero es cierto que están, existen y les toca por desgracia ser los menos afortunados.
Así como en el filme de Todd Phillips y con la magistral actuación de Joaquin Phoenix, nos muestra cómo el sistema se olvida de los más desprotegidos, les quita susmedicamentos, sus consultas, para el sistema ellos no existen, y por desgracia parece que la vida real va por ese camino.
A donde nos paremos hay pordioseros, así como gente con problemas psicológicos que deambulan por la calle, en Nayarit por ejemplo no existe un Hospital psiquiátrico y sí se necesita.
Estos días también resintieron el recorte presupuestal las escuelas que apoyan a los jóvenes mayores de 15 años con problemas de motricidad o alguna discapacidad, me refiero a los Centro de Atención para Personas con Discapacidad(CAED), uno de los dos que se ubica en Tepic, en un rincón del CETIS 100, si ya era complicado con cuatro maestrosque atendían a los 125 alumnos en ese plantel, el presupuesto dejó a solamente dos de ellos para hacerse cargodel mismo número de alumnos.
Existen 291 CAED en todo el país, donde atienden a más de 27 mil alumnos, y para el 2020 en el ejercicio presupuestal se contemplan 35 millones 521 mil pesos, lo que sigue siendo insuficiente, esto se traduce en el 46% menos de recurso en comparación a 2016.
La desesperación es tal que en pequeños grupos se reúnen estos seres especiales para llorar, es su manera de comunicarse, de expresar su abandono institucional, en el caso de cerrar el CAED muchos de ellos no tendrán opciones de a donde ir. Las familias no están listas o preparadas, o con recursos para soportar el golpe que también les da el gobierno a ellos.
A su vez vemos el enojo social en otros tanto instantes: en la cara de frustración de quien va al centro de salud y no lo atienden, en la oficina de gobierno donde se sabe que es sólo con palancas o dando una mordida como se agilizará el trámite, en la persona preparada que fue recortada pese a tener mejor CV pero quien se quedó es pariente o familiar de algún directivo. O el colmo, los niños con cáncer quienes junto a sus padres cierran vialidades con la única intención de que les suministren sus medicamentos.
La injusticia social no sólo es en la violencia (que por fortuna no es de todos los días, pero por desgracia nuestras autoridades como la titular de SEGOB sí la quieren ver así), la injusticia social es la de las pequeñas cosas, las cotidianas, las que duelen en el bolsillo, en el honor, en la vergüenza personal y colectiva.
Allí se incuba un Guasón en cada uno de nosotros, la ira, el enojo sale y es el que en ánimo de venganza mata a los que iban a asaltar, es el que decide emprender su propia investigación al sufrir la pérdida de algún ser cercano y querido, ante la pasividad de las autoridades. Es el que a veces pensamos se queja de todo, pero no es así.
Es el que sufre de amor, sí, pero también de carencia económica, de oportunidades, de desear lo que porta, lleva, consume el otro, y sabe que ni con esfuerzo lo va a tener.Ese malestar se incuba en México, y en el mundo, y para ese malestar necesitamos válvulas de escape, ojalá y alguien en el gobierno sepa de lo que hablamos, y proponga alternativas. Porque en la película ya conocemos el final.
@rvargaspasaye