Redacción Sentido Común
La Siria de la familia Al Assad, que gobernó el país árabe desde 1971, colapsó este domingo a manos de los insurgentes liderados por el Organismo de Liberación del Levante, que tomaron Damasco sin apenas resistencia tras apenas 12 días de ofensiva.
Bachar al Asad huyó del país en un avión «especial» según la ONG Observatorio Sirio de Derechos Humanos y se desconoce su paradero, mientras que el Mando de Operaciones Militares de la coalición de grupos islamistas y proturcos responsable de su caída proclamaba a la capital siria «libre del tirano Bashar al Asad».
La radiotelevisión siria también quedó en manos de los rebeldes, que transmitieron un mensaje de victoria y se pidió a la población permanecer en sus casas, además de señalar que «no habrá casos de venganza, ni represalias, ni violaciones de los derechos humanos. Se preservará y se respetará la dignidad de la gente», aseguró el grupo rebelde.
Entre las primeras órdenes de los insurgentes en Damasco estuvo la de prohibir «a todas las fuerzas militares de la ciudad» que se acerquen a las instituciones públicas hasta que sean entregadas oficialmente», así como «disparar balas al aire».
Por su parte, la líder de las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza armada liderada por kurdos, aseguró que la caída del gobierno sirio del presidente Bachar al Asad es una «oportunidad para construir una nueva Siria».