Luis Rubén Maldonado Alvídrez
La inteligencia artificial no tuvo la presencia esperada en la guerra sucia en las campañas electorales de los Estados Unidos ni en las mexicanas. Un año antes de ambos procesos electorales se comentaba mucho en medios de comunicación y redes sociales como TikTok, el papel fundamental que tendría la inteligencia artificial en la manera de comunicar, atacar y en las propuestas.
Durante seis años, López Obrador alimentó el discurso polarizador y agresivo contra sus adversarios, crispando la conversación pública y el ánimo social. Lo mismo pasó con Donald Trump, quien llevó lo llevó al extremo con la arenga para tomar el Capitolio en Washington en enero del 2021. A pesar de las acciones legales en su contra, Trump nunca moderó su discurso, al contrario, lo radicalizó durante una larga campaña de cuatro años con su omnipresencia como opositor al gobierno de Joe Biden.
Tanto López Obrador como Trump fueron omnipresentes: AMLO llenaba todos los espacios de medios tradicionales, digitales y las redes sociales con una estridencia jamás vista en un presidente mexicano,
En ese contexto, muchos analistas de la comunicación política esperaban que la inteligencia artificial fuera el as bajo la manga de las y los estrategas demócratas y republicanos, así como quienes fueron estrategas de las campañas presidenciales en México.
Aunque hubo un intento por viralizar un video en el que, la entonces candidata presidencial Claudia Sheibamum, ofrecía ganar dinero y pedía depósitos, el cual resultó ser falso y desmentido categóricamente por la entonces candidata de Morena (http://bit.ly/41WpAwz) y no pasó a mayores. No hubo más intentos y la inteligencia artificial no tuvo mayor rol en la comunicación política de las campañas mexicanas.
En el caso de los Estados Unidos, tras algunos intentos de llamadas hechas por robot con la voz del Presidente Joe Biden, generada por inteligencia artificial, 16 entidades de aquel país, promulgaron leyes sobre el uso de la inteligencia artificial en elecciones y campañas. Y para evitar engaños, se exigieron descargos de responsabilidad en los medios de comunicación y redes sociales, que diferenciaran los contenidos publicados sobre de las elecciones que fueran generados por inteligencia artificial. Incluso, según la periodista Loreben Tuquero, revela en un texto de Poynter.org que, “la Comisión de Asistencia Electoral, una agencia federal que apoya a los administradores electorales, publicó un ‘conjunto de herramientas de inteligencia artificial’ con consejos que los funcionarios electorales podrían utilizar para comunicarse sobre las elecciones en una era de información generada por la IA. Los estados publicaron sus propias páginas para ayudar a los votantes a identificar el contenido generado por inteligencia artificial”. (https://bit.ly/3DRwFnW)
La guerra por desinformar ha optado por los cauces más tradicionales, tanto en EUA como en México.
En México habrá elecciones locales en dos estados y todo el país para elegir ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, magistrados y jueces federales y en algunas entidades elegirán jueces y magistrados de nivel local, con reglas poco claras y muchas interrogantes, pero sin prohibición alguna para que la inteligencia artificial sea utilizada para desinformar por quienes compitan para alcanzar alguno de los puestos en disputa.
Si las reglas para las elecciones judiciales no están claras y no se han hecho con pulcritud, mucho menos ha sido abordado el tema de legislar el uso de la inteligencia artificial en procesos electorales, por parte del Poder Legislativo mexicano.
Vamos a ver en este 2025, más allá de generar voces y videos de algún personaje, la generación de imágenes por inteligencia artificial, para robustecer campañas o narrativas ya existentes.
Pero, como no va a haber reglas que limiten su uso, prepárese para la tormenta de fake news y deep fakes que la inteligencia artificial y las estrategias de campaña nos habrán de obsequiar.
ESPRESSO COMPOL
La inteligencia artificial es una herramienta muy poderosa, que no trasciende los generadores de voz o imágenes. Incluso puede ayudar a simplificar procesos de la organización electoral, tanto del INE o los OPLES como de los partidos políticos.