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EL GRITO

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Rafael G. Vargas Pasaye

Desde hace años los valores como mexicanos han venido modificando un poco nuestro grado de identidad. A preguntas del tipo qué nos identifica como mexicano, no hace mucho la respuesta era: la virgen de Guadalupe, el ejército y la selección de futbol. Incluso las dos primeras figuras eran intocables en las notas periodísticas de finales de siglo XX.

En la época actual vale la pena volver a preguntarnos qué nos identifica, y eso tiene que ver con respeto, con sociedad, con economía, con seguridad. A final de cuentas en cada ciudad y en todo el país, de alguna forma convivimos todos y todas.

Por eso la historia es importante conocerla, los hechos que nos marcaron como nación no se borran desapareciéndolos de los libros de texto o cambiando estatuas de lugar a capricho o, peor aun, generando enormes maquetas escolares para quedar bien con el profesor que tardó años en titularse y ahora se siente historiador.

Hay significativas fechas que deben prevalecer con su debida adecuación a los tiempos modernos, una sin duda que nos identifica es el Grito de Independencia. Pero ese momento no viene de la nada, nos lo inculcan en clases, cada lunes previo a la pandemia con el himno cantado y el juramento a la bandera en las escuelas se alimentan las bases del soldado que en cada hijo le dio a la patria.

Las competencias internacionales, donde son pocas las veces que la bandera mexicana ondea en lo más alto, se vuelve inolvidables cuando un deportista de alto rendimiento logra que se entonen esas mismas notas que nos sabemos desde la primera infancia.

Pero, lamentablemente, ahora pareciera que hay otro grito que nos identifica como mexicano, el grito de la injusticia, el grito de la necesidad, el grito de la insatisfacción. El primero es porque pese a los esfuerzos de muchos y muchas todavía vivimos en un país con altos índices de inseguridad que van desde el robo a casa habitación o a mano armada (peligroso que cada vez más observamos en redes sociales que la gente empieza a hacer justicia por propia mano), hasta las masacres por enfrentamientos de grupos delictivos.

La inseguridad de los feminicidios, de la violencia en la casa que acentuó la pandemia, las tantas denuncias presentadas o no donde se ven menores de edad involucrados porque los padres los maltratan e incluso les provocan la muerte, es pues un grito desgarrador que pide lo básico: justicia.

El de la necesidad pasa por lo desigual de los salarios y oportunidades, pasa por los sueños que se ven frustrados por no contar con una beca, por abandonar la escuela por la necesidad de trabajar, porque los programas sociales se siguen repartiendo con base a una estrategia electoral y no una de verdadero sentido social y humano. Un grito sordo al que le urge ser escuchado antes de morir de inanición.
Y el grito de insatisfacción, aquel que provocado en buena parte por los antes descritos, es el mexicano que piensa que todo el tiempo tiene mala suerte, o que sólo a él o a ella le va mal, y que en esa medida la vida es injusta y desea entonces que a todos les vaya mal, no ya que desee que a él o a ella le vaya bien, no, sino que todos sean iguales en su medianía.

Es quien observa y desea lo que tienen los demás y no valora lo que tiene cerca, que se queja de todo pero cuando tiene oportunidades las desperdicia, es el mismo personaje que al ver una cartera tirada en la calle la levanta para guardársela y no para devolverla, es la persona que se mete a la fila a la mala, que no deja propina, que se estaciona en la zona prohibida porque no se va a tardar, que le vale, que no usa cubreboca salvo que se lo pidan, que no saluda al llegar, que pareciera nunca será feliz, que nunca será completa su existencia. Es un grito que incomoda porque lo vemos muy de cerca, y que como nación empieza a ser contagioso.

Por eso este grito tiene que escucharse más fuerte, cada celebración es una oportunidad de un nuevo comienzo, a México le hace falta un buen grito de independencia para alejar todo lo malo, y también sería muy oportuno contar con un excelente grito de felicidad que todos y todas cantemos a coro.

@rvargaspasaye
www.consentidocomun.mx

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