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EL CAMBIO UNIVERSITARIO, UN RETO INEVITABLE

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Daniel Maldonado*

Días difíciles y complicados los que ha pasado la comunidad universitaria, más sin embargo la esperanza de mejores condiciones sigue siendo el activo principal. Se visualizan temas que invariablemente se deben atender y redireccionar para centrar nuestro énfasis en la productividad en el quehacer universitario. Diversos temas que como lo ha mencionado el Ex Rector Omar Wicab se deben discutir y llegar a acuerdos al interior de la Institución para que nuestra Universidad perdure.

Es un nuevo tiempo y por ello la época cavernícola es cosa del pasado, el uso de la fuerza política es un bumerán que lacera y complica las buenas intenciones. Pueden existir diversos mecanismos o metodologías para modernizar la Universidad, pero estaremos en desacuerdo que sea a manera de imposición. Sabemos de nuestras capacidades y nuestras áreas de oportunidad, entendemos que es necesario realizar profundos cambios no solo cosmetológicos como lo ha dicho el Gobernador.

El 2020 será un año de discusiones y reafirmaciones del cariño y amor que tenemos por la Institución, la cual en el ecosistema social está llamada a ser la transformadora de realidades y la que desarrolle la ciudadanía. Por nuestras aulas pasan miles de historias y esperanzas de tener una mejor calidad de vida, de contribuir al beneficio familiar, aunado a ello los padres de familia realizan un esfuerzo loable por hacer que sus hijos posean un título universitario. Debemos por un lado superar sus expectativas, debemos tocar sus almas, que su estadía en nuestras aulas y espacios de esparcimiento y recreación le permitan desarrollar sus habilidades, actitudes y destrezas, que haga suyo el conocimiento y lo difunda.

El valor más importante que la Universidad debe conservar es su integridad, la lealtad a sus ideas, la reputación y la confianza de la comunidad. Lo anterior enmarcado en una sociedad con altos índices de desconfianza la universidad debe ser un faro de esperanza para preservar miles de emociones positivas en las que se centren en que las cosas pueden mejorar. Debemos construir una muralla de valores que se preserven y permeen invisiblemente a la sociedad, todo lo contrario, a la percepción actual y que definitivamente repruebo puesto que es producto de desprestigio orientado a eliminar la educación pública.

El cambio es lo único permanente, recuerdo que lo decían mis profesores infinidad de veces cuando estudie la licenciatura, a quienes quiero mucho lo reafirmaban cada vez que tenían oportunidad. Pero para los cambios debe haber reglas, acuerdos o convenios, debemos ser los universitarios los que opinemos y discutamos que universidad queremos.

La universidad es de todos, no es de dos como algunos lo mencionan, estamos unidos y buscaremos salir adelante de la mano del Rector Jorge Ignacio Peña con acuerdos que permitan atender nuestras responsabilidades. Discutiremos y acordaremos, esperemos que de todos lados exista la madurez política para entender el rol que le corresponde. Por la fuerza nada, bajo el dialogo y los consensos todos podemos lograr mejores acuerdos.

* El autor es profesor de la UAN.

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