Rafael G. Vargas Pasaye
Desgarrador fue el grito de una madre al ver a su hijo tendido en el asfalto luego de fallecer producto de un accidente donde él venía en una motocicleta y chocó de frente con un vehículo de color rojo que quedó a un lado del arroyo vehicular. La palabra no es fortuita, es porque el grito tuvo la fuerza para desgarrar el alma y producir horror. Lo vi en la transmisión en internet de uno de los mejores periodistas de nota roja en Nayarit, Sergio Robles, quien incluso en algún momento de su narración se sorprendió ante el grito de la madre y guardó silencio por unos instantes en su crónica y luego se retiró de donde se escuchaba el grito desolador por respeto.
No existe mejor campaña publicitaria para la prevención de accidentes que esos segundos donde no queda más que decir; donde el cuerpo de un joven de 16 años está inerte, donde se afecta la totalidad en el transcurrir de su familia, así como en la vida de la persona con la que se impactó. Seguramente quedará la cruz que nos recuerde la tragedia cercana al kilómetro 205 de la libre Tepic a Guadalajara, a la altura de La Labor, municipio de Santa María del Oro.
Dudo que haya algo que impacte tanto como esos segundos del sonoro grito de una madre desesperada para que haga conciencia en tanto conductor de cualquier tipo de vehículo para que se incremente la precaución. Seguro estoy que quien vea y escuche esa parte del video pensará más de una vez en rebasar por intuición, en revisar mejor el auto, en ponerse el casco sí o sí cada que se sube a la moto.
Desgarrador. Desconozco el nombre de la señora, ella en su grito mencionó el de su hijo: Jair Alejandro. Ojalá pronto hallen consuelo, ella y todas las personas que han perdido seres queridos por accidentes que tal vez pudieron evitarse.
En la misma jornada de trabajo, Sergio Robles reportó otros accidentes, uno con dos decesos más.
