Luis Guillermo Hernandez
El balón ya inició su recorrido en Rusia. El Mundial inició y como cada cuatro años de lo único que se va hablar en los próximos días es de futbol, particularmente de las posibilidades de México de llegar al tan anhelado quinto partido.
Para Juan Villloro autor de libros como “Los Once de la Tribu” y “Dios es Redondo”, el deporte más popular del mundo ejerce una enorme influencia en nuestra forma de ser y pensar como mexicanos. Ya que “el futbol es el regreso a la tribu, cuando estamos gritando con la cara pintada, las antorchas, nos damos vacaciones de la civilización”.
En medio de esta “vacaciones de la civilización” se seguirán llevando a cabo las campañas electorales. Mientras la población se olvida de las promesas, de los dimes y diretes, todos los candidatos buscarán subirse al tren del Mundial para tratar de ganar votos. El primero en hacerlo fue José Antonio Meade quien en el pasado debate aprovechó sus intervenciones para desear suerte a la Selección Nacional.
En 2007 tuve la oportunidad de entrevistar a Juan Villoro, en esa ocasión platicábamos de la tentación de los políticos de colgarse de la fama de futbol para ganar adeptos, estrategia que no es exclusiva de nuestro País.
“Es una gran tentación de todos los políticos. Platicando una vez con el rectorJuan Ramón de La Fuente, que entró en una situación lamentable después de una huelga de un año, abordamos el tema del futbol y lo le pregunté que sí estaba entre sus prioridades y me respondió que no de manera inmediata, pero que la comunidad universitaria sólo se va a sentir bien si regresa Hugo Sánchez y somos campeones… fue lo que pasó. El rector tenía una idea muy clara de cómo una comunidad se siente respaldada con un triunfo futbolístico. En este caso el rector no tenía mucha injerencia más que hacer una buena gestión, en el caso de los políticos si hay mucho dinero de por medio que no debería de ir ahí”, me decía Villoro en junio de 2007, a pesar de los años, los conceptos están vigentes.
“Por ejemplo, dinero para obras públicas que se desplazan para la construcción de un estadio pero que es de propiedad privada, lo hemos visto en Aguascalientes, Veracruz y el mismo Pachuca que ha tenido un gran apoyo del gobierno del Estado. Esto se mezcla de una forma abusiva porque el futbol es una tarjeta de presentación de lujo para cualquier político aunque el equipo pierda. Es garantía de que la gente tiene algo que hacer, está ilusionada, entonces es la gestión de la ilusión. Los políticos son gestores de la ilusión y ellos ganan más con algo que le prometan a la gente que sea positivo que con una obra bien hecha que no va a tener tanta publicidad. Este fenómeno no es exclusivo de México, en Italia, Berlusconi llegó a la presidencia por ser el presidente del Milán”.
En el 2006, mientras se celebraba el Mundial de Alemania, los entonces candidatos Roberto Madrazo y Felipe Calderón trataron de colgarse del actuar del Tri. Incluso en la publicidad del panista aparecía Francisco Kikín Fonseca, uno de los jugadores más populares en ese momento. De ahí que no nos debe sorprender que los próximos candidatos federales y locales, así como los políticos en funciones, suban a sus redes sociales fotografías con la camisa de la Selección Nacional o celebrando los goles del “Chicharito”.
Finalmente, en México el futbol es sólo una ilusión, nunca ganamos nada pero nos mantenemos fieles a la causa. Al igual que los políticos, la Selección nos da más decepciones que satisfacciones. Como dice Villoro: “tenemos una vocación de apoyo muy superior a lo que nos da el equipo”, eso define mucho cómo somos los mexicanos, como tenemos un sentido de comunidad que va mucho más allá de la realidad.
“Cada quien celebra lo que puede y los mexicanos nos tenemos que ajustar a las condiciones que nos permiten seguir con la fiesta y la ilusión. El futbol no es siempre una realidad, ya que se juega también con la mente. Entonces muchas veces lo que el futbol te permite no es el resultado que está en el marcador, sino la ilusión que eso va a seguir. El aficionado no conserva ninguna realidad pero conserva la ilusión de que va haber partidos trascendentes para la gente. Muchas veces sólo se logra eso, por ejemplo, calificas a un Mundial, no sabes cómo te va a ir pero eso ya refuerza tus anhelos. Entonces muchas veces el futbol depende más de mantener y conservar un anhelo que de sostener una realidad”.
Lo mismo sucede con la política, tenemos la ilusión de que el ganador de las elecciones a la Presidencia de la República solucione todos los problemas del País por decreto. Si no fuera por las ilusiones la realidad de nuestro País sería aún más dura.
@lharanda