Redacción Sentido Común
Enfrentar el duelo por la pérdida de los padres implica una transformación emocional profunda , ya que ellos son nuestros primeros vínculos afectivos, fuente de amor incondicional y guía en la vida. De acuerdo con la doctora Beatriz Glowinski Kotlar, académica de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México, este proceso es único en cada persona y se ve influenciado por la relación que se tuvo con los progenitores, la edad en que ocurre la pérdida y las circunstancias del fallecimiento.
La especialista señala que, aunque el duelo contempla cinco etapas (negación, ira, negociación, depresión y aceptación), no se desarrolla de forma lineal y pueden surgir recaídas, cuestionamientos o sentimientos de culpa. Glowinski Kotlar destaca que expresar el dolor y no reprimir las emociones es esencial para sanar, ya que cargar con el sufrimiento sin compartirlo puede empeorar la situación.
Es fundamental hablar con personas empáticas y, si es necesario, acudir a terapia o a grupos de apoyo. Además, la edad condiciona el impacto, en la infancia genera miedo y enojo, en la adolescencia, un choque con la responsabilidad, y en la adultez, una pérdida de identidad familiar. La ausencia de ambos padres altera dinámicas y celebraciones familiares, por lo que se recomienda abrazar el duelo como un proceso natural que, al ser trabajado, permite recordar con amor y no con sufrimiento.