Redacción Sentido Común
Un equipo de científicos ha desarrollado un marcapasos más pequeño que un grano de arroz, que puede ser inyectado en el cuerpo mediante una jeringa y se controla con luz. Este innovador dispositivo ha sido probado con éxito en laboratorio con ratones, ratas, cerdos, perros y tejidos cardíacos humanos.
El marcapasos mide apenas un milímetro de grosor y 3.5 milímetros de largo, y ha sido diseñado para disolverse en el cuerpo del paciente cuando ya no sea necesario. Se conecta de manera inalámbrica con un parche flexible colocado sobre el pecho del paciente, que detecta latidos cardíacos irregulares y emite una luz infrarroja para señalar al aparato cuál es el ritmo que debe marcar.
Según los científicos, este dispositivo podría ayudar a personas con malformaciones cardíacas congénitas y a adultos recién operados del corazón. También podría ofrecer soluciones a desafíos sociales en materia de salud humana. El equipo de investigadores liderado por Estados Unidos espera que el dispositivo pueda ser probado en humanos en unos dos a tres años.
