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AMOR PLATÓNICO

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Mónica Moreno

Yo viví un amor platónico.

Empecemos por el principio. El significado que se le ha dado a la frase, es algo así como de amor imposible o no correspondido, aunque Wikipedia nos dice que esto es un error.

Pero como se volvió uso y costumbre, usaré ese significado para contarles mi historia de amor platónico.

Todo comenzó hace muuuuchos años allá por 1978, septiembre para ser exacta, entraba a mi primer año de secundaria y tenía los 12 años recién cumplidos. En alguno de esos primeros días en que estás conociendo a tus nuevos compañeros y te estás adaptando, recuerdo estar con dos neoamiguitas cuando de pronto vi al hombre más hermoso del mundo y de inmediato quedé como en trance. Alto, delgado, con cabello dorado, no rubio, dorado, y unos ojos y sonrisa arrebatadores.

-Oye, reacciona- me dijo una de ellas.

Yo era así medio tímida y ñoña y me sonrojé, pero les dije que el muchacho me había gustado mucho. Una de ellas que tenía una hermana en segundo año, me dijo que el chico era de tercero y que era el “niño” más codiciado de la escuela. Me dijo su nombre. el cuál recuerdo completo, nombre y apellido, pero que me abstendré de compartir, porque en este mundo globalizado y donde menos lo esperas te encuentras a la gente, no quiero a estas alturas darme el quemón jajajaja.

En fin, el caso es que desde ese día me volví como su sombra, lo seguía a su salón al entrar a clases, lo contemplaba durante el recreo. Buscaba todas y cada una de las oportunidades de pararme junto a él, de oírlo hablar, Pero ni me volteaba a ver.  No sabía de mi existencia, pero yo lo sabía todo de él gracias a nuestro Facebook del pasado a.k.a. el Chismógrafo.  Nombre, dirección, familiares, hobbies y demás. Llegué a entrar a su salón a esculcarle la mochila. A los parámetros de hoy, sería yo una acosadora.

Estaba totalmente embelesada, tenerlo frente significaba que yo no hilara palabra o idea, que las piernas me temblaran, que sudara frío.  Y así pasó casi todo el año. Un día alguien de sus amigos, sí, me hice amiga de sus amigos, me dijo -¿Quieres que te lo presente?- y yo así de  -Siiiiii-. No les haré el cuento largo, pero imaginen la escena, cuando extendió la mano para decir mucho gusto, yo me quede pasmada, sin saber que hacer o decir. Hice el papelón pues.

Con la tristeza de saber que se iría al final de año, mi mamá que estaba en el comité de padres de familia, hizo algunos arreglos para que pudiéramos ir al paseo de los graduados y yo pudiera verlo una última vez.

El amor siguió

“Ojos que no ven, corazón que no siente” reza el refrán, y así parecía, regresé de vacaciones para comenzar mi segundo año, y la vida normal de cualquier niña de secundaria. Hasta que un día, al final de clases y ya en la puerta de salida, alguien gritó -Ahí esta fulano, Ahí esta fulano-

Nomás fue que yo lo divisara para que volviera a sudar frío, a temblar, a no coordinar, en serio, me descomponía toda.

Pasaron algunos años más y un día lo encontré caminando por el campus donde yo estudiaba la preparatoria. Mismos efectos. De verdad yo ya me había olvidado de él,  ¿Pues que carambas me pasa?

 10 años después yo ya estaba casada tiempo atrás, trabajaba por la Zona Rosa y salí a comer con mis compañeros. caminando hacia el restaurante, me lo topé de frente.  Tuve que sostenerme del brazo de uno de mis compañeros y pedirles que nos detuvieramos para recobrar la compostura.

Más de 25 años han pasado, y no lo he vuelto a encontrar. Sinceramente no sé qué pasaría.

¿Ustedes qué creen? ¿Haría el mismo efecto? ¿Ustedes han vivido algo así?

Mónica Moreno

@MONIRIOS2

www.unamujercomotodas.com

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