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Alex Domínguez, Fermín Ordóñez, Graciela Ortiz: insultos a la militancia priista

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Luis Rubén Maldonado Alvídrez

Cito a la temida y célebre columna GPS de El Diario de Chihuahua del pasado martes 4 de junio: “Lo que estaba en la mesa de discusión de los dirigentes de los partidos coaligados era ese fenómeno extraño que coloca a la capital como una ciudad que merece estudio político-electoral aparte. Pero, además, estaba el hecho de que eran casi nada los votos aportados por el PRI a esa alianza y menos los del partido reducido a zombie, el PRD, que está a punto de perder su registro nacional. La aritmética de la coalición quedó mucho a deber, pues en procesos pasados tenían cierto peso, sobre todo el tricolor, que ni se notó en los resultados de la alianza”.

Claro que la aritmética del PRI quedo a deber y hoy quieren engañar a las y los chihuahuenses quienes tienen secuestrada la dirigencia estatal. Es una burla absoluta para la poca militancia que nos quedamos, que el actual dirigente estatal y diputado federal electo, les haya rogado a los traidores a que regresaran, casos específicos y públicos: Fermín Ordóñez y Fernando Martínez Sosa.

Ambos exregidores en la capital habían renunciado públicamente al PRI para navegar aguas políticas distintas. De Ordóñez se sabe más, pues fue candidato de otros partidos; de Martínez Sosa fracasó en el intento de impulsar el proyecto de partido político de Margarita Zavala.

Lo que comprueba que para César Alejandro Domínguez es más importante ser compadre, cómplice que militante. En pocas palabras: prefiere reciclar basura que mantener la poca militancia que nos quedamos en el PRI.

El caso de Ordóñez que fue candidato del PRI en varias ocasiones desde 2016 perdiendo cada elección en la que compitió, en cada una obteniendo menor votación. Después se fue a Morena a ser candidato y fue aplastado por el efecto Maru Campos.

De Martínez Sosa, salvo su regiduría y los escándalos que protagonizó con armas en célebre “beer garden”, públicamente sólo hay registros de algunas entrevistas recientes como miembro de la directiva tricolor y el legado de pésimas referencias que dejó en el noroeste, específicamente en Nuevo Casas Grandes.

Domínguez Domínguez por segunda vez dirigente tricolor ha iniciado una campaña en medios de comunicación para hacer creer que el factor fundamental para que obtuviera una pírrica diferencia y ganara la diputación federal por el octavo distrito fueron los cinco mil votos que “vale” Fermín Ordóñez.

Fermín tiene un gran talento: sabe engatusar, engañar, inflarse a sí mismo. ¡Ahora resulta que sin Fermín el PRI estaría perdido!

Que Alejandro Domínguez role de la que anda fumando para andar igual.

A Alejandro Domínguez le debe quedar bien claro: la diputación se la debe a las y los chihuahuenses que votaron por él porque confiaron en el liderazgo político de Maru Campos y del trabajo hecho por Marco Bonilla. No se la debe a nadie más.

Quienes trae los votos en la bolsa son Maru y Marco, nadie más.

Y como lo ha demostrado su comportamiento público en el pasado, hay que poner el cronómetro para ver en cuanto tiempo traiciona a Maru Campos y a Bonilla y se entrega a los intereses de Graciela Ortiz, otra fuerza que ha ensombrecido al PRI de Chihuahua.

La actual dirigencia de Alejandro Domínguez es la que ha entregado la votación más pobre. Destaca aquí que, con todas las críticas que Domínguez y sus cómplices le hicieron a su antecesor Omar Bazán, este último entregó mejores cuentas en el 2018.

Domínguez, Fermín y Martínez Sosa lo que, si han sido, es factor de discordia: muchos priistas prefirieron no votar por él, por su fama y por Ordóñez y Martínez Sosa. El dilema para muchos priistas en el distrito 8 era votar por dos impresentables: Domínguez o Quezada.

De ahí, que Alejandro sea el diputado de la capital que ganó con menos margen, abollando el triunfo electoral de Marco Bonilla y demostrando que su cerrazón como dirigente ha espantado a la poca militancia que permanecemos en el PRI, sólo porque no somos adoradores de Graciela Ortiz, quien tiene sólo intereses propios y no colectivos.

El pasado domingo, en plena jornada electoral, el PRI se alzó con la victoria en Hidalgo del Parral después de casi 10 años de hegemonía de Alfredo “El Caballo” Lozoya y su comité municipal estaba cerrado; los representantes del PRI en las casillas faltaron por cientos y la dirigencia estatal ni siquiera mandó recoger las listas nominales para que las tuvieran.

El PRI de Domínguez, además ninguneó a Kenya Durán (actual Secretaria General) y no la dejó ejercer el liderazgo partidista, prefiriendo a un traidor como Ordóñez.

Con un PRI a nivel estado dirigido por un triunvirato de pusilánimes, ¿cómo se pensaban atraer a la militancia? Así como ellos le dieron la espalda a la militancia de todos niveles, la militancia les dio la espalda.

ESPRESSO COMPOL

Domínguez, quien para muchos es un gerente del PRI local, pues la que manda es Graciela Ortiz desde la Ciudad de México, ahora trae instrucciones de su jefa de tumbar a como dé lugar, al primer lugar de la lista de diputados plurinominales locales: José Luis Villalobos, quien representa a una nueva generación y a un priismo incluyente, ese que necesita Maru Campos en el Congreso para construir con visión de Estado y no en los intereses particulares.

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