Redacción Sentido Común
Cansados del asedio criminal, 3 mil productores de aguacate y zarzamora de los municipios de Salvador Escalante, Ario de Rosales, Nuevo Urecho y Tarétan, en Michoacán, tomaron una decisión: levantarse en armas para defenderse y defender sus tierras de los cárteles de la delincuencia.
Actualmente en estas poblaciones, una fuerza armada privada custodia la zona, erigiéndose en una autoridad paralela que quiere hacer frente a los cárteles de la droga. Con armas de alto poder, han cerrado el acceso a sus comunidades a narcotraficantes y sicarios, eligiendo quién ingresa y quién no.
El movimiento se autodenomina como el de los “Pueblos Unidos”, el cual surgió en respuesta a las incursiones de “Los Viagras” y el cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), al buscar apoderarse de sus cosechas y extorsionar a los agricultores.
Los soldados de Pueblos Unidos dijeron a Milenio, que son financiados por empresarios y aguacateros porque “les sale más barato comprar un rifle que pagar extorsiones”. El comandante de Pueblos Unidos aseguró que su intención no es vivir “al margen de la ley”. Dice que si las autoridades municipales, estatales o federales les garantizan su seguridad, regresarán a trabajar sus tierras.