Fabiola Lara García
Llamó mi atención que China lanzó al mercado una aplicación para evitar la adicción a internet.
Esta aplicación tiene un «modo juvenil», en el cual es imposible realizar búsquedas, comentar lo que se ve en la pantalla, mandar mensajes privados o subir videos, entre otras restricciones. Además, hace recomendaciones de contenidos más recomendables para adolescentes.
Y eso no es todo: después de 40 minutos de uso se desconecta, es inaccesible de 10 de la noche a seis de la mañana, y solo quien tenga acceso a una clave específica podría reactivarla.
La aplicación puede reconocer a los usuarios de comunidades rurales gracias a sus funciones de localización, seguir la conducta de quienes ingresan a cualquiera de las 53 videoaplicaciones en que se encuentra instalada, así como activarse por sí misma en el modo juvenil.
Se trata de una herramienta desarrollada a partir de análisis realizados por la Administración china del Ciberespacio con un sistema piloto lanzado en 20 aplicaciones desde marzo.
En el anuncio oficial del lanzamiento, la oficina china dijo que prevenir la adicción juvenil a Internet es responsabilidad de toda la sociedad, lo que incluye a los desarrolladores de aplicaciones y equipos, así como escuelas y familias.
¿Cómo llegamos a este punto?
Y seguramente, muchos dirán: China está muy lejos. En México somos diferentes.
Pues… No mucho.
Vea la dinámica común, ya no sólo de los adolescentes; también de jóvenes y mayores de 50 años, sentados en una mesa. La convivencia disminuye drásticamente y todos tienen, al menos, una mano ocupada revisando la pantalla de su celular o tomando fotos de su comida.
El uso patológico de internet empieza con el uso abusivo de la red a través de las computadoras, los teléfonos inteligentes, las tabletas) que interfiere con la vida diaria.
Y genera un problema que da dolores al sistema de salud mexicano: la obesidad, esa epidemia que no se logra controlar, y mucho tiene que ver la adicción al internet, ya que se produce sedentarismo en todos los rangos de edad, que genera aumento de peso, además de trastornos del sueño, debido a que la persona deja de dormir.
Súmele problemas como irritación de los ojos, dolor de cabeza, dolor de espalda y un humor muy inestable, ya que la falta de conexión crean enojo, ansiedad, impaciencia o irritabilidad.
Con la evolución de las comunicaciones, ha cambiado la forma de comunicarnos y también las adicciones.