Redacción Sentido Común
Un nuevo método anticonceptivo masculino llamado ADAM promete cambiar el rumbo de la planificación familiar. Desarrollado por la empresa biotecnológica Contraline, este implante no hormonal bloquea el paso de espermatozoides mediante un hidrogel inyectado en los conductos deferentes, sin afectar la eyaculación ni el deseo sexual. A diferencia de la vasectomía, su efecto es reversible y temporal, con una duración estimada de hasta dos años.
El procedimiento, ambulatorio y de unos 30 minutos, se realiza con anestesia local. Tras ese tiempo, el hidrogel se degrada naturalmente, permitiendo que la fertilidad se recupere sin necesidad de cirugía. En ensayos clínicos iniciales realizados en Australia, los resultados fueron alentadores: participantes no presentaron espermatozoides en su semen después de dos años, sin efectos secundarios graves.
La empresa prevé comenzar ensayos más amplios en Estados Unidos en 2025 y busca la aprobación de la FDA para 2026 o 2027. Su llegada a Latinoamérica dependerá de los procesos regulatorios de cada país, como la COFEPRIS en México.
Este avance marca un hito en la historia de la anticoncepción al ofrecer a los hombres una alternativa confiable, temporal y equitativa. ADAM no solo representa un logro tecnológico, sino una oportunidad para replantear el reparto de responsabilidades en la vida sexual y reproductiva.
Si las pruebas continúan siendo exitosas, ADAM podría convertirse en la opción anticonceptiva masculina más revolucionaria en décadas.
