Rafael G. Vargas Pasaye
El resultado de este domingo 1 de julio es el fin (esperemos) del proceso electoral 2018 y a su vez el inicio del 2024, pues dependiendo del resultado veremos los movimientos en las diferentes fuerzas políticas que convergen en el país.
Si Andrés Manuel López Obrador no gana el domingo se irá como él mismo lo ha dicho lejos de la vida política, más no así de la vida pública, seguirá siendo un protagonista desde la trinchera que le toque pues sin duda su partido MORENA será un jugador importante en el tablero, esto es, muchos senadores y diputados federales próximos tendrán el cargo gracias al caudillo más que a su trabajo en campaña.
Si gana tendrá una fuerza considerable y sumado al control en el congreso puede consolidar un movimiento que en las siguientes elecciones estatales pueda aportar a la causa, siendo su punto de evaluación el proceso federal en 2021, la famosa intermedia, donde se verá que tanto es el caudillo y qué tanto el partido.
Si José Antonio Meade no obtiene el triunfo será un tema de reinvención del Partido Revolucionario Institucional, una reingeniería que tiene que ver con volver a sus principios, preparar cuadros, reaprender sus estatutos así como sus fórmulas que durante mucho tiempo le dieron resultados, eso sí, tratando de quitarse los altos negativos que cargan ahora.
Si obtiene la victoria en Insurgentes norte deberán analizar bien que se hizo y replicarlo en los siguientes procesos pues nunca se vio en primer lugar en alguna encuesta e incluso en el ánimo de los mismos prisitas se percibe distinto al triunfo. Sea cual sea el resultado debe analizarse bien a bien la búsqueda de nuevos liderazgos.
Si Ricardo Anaya no alcanza el primer lugar el domingo tendrá más daños colaterales. Al interior del PAN le quitarían los demás grupos el poder y desde allí se construiría una opción donde se incluyan a panistas de viejo cuño y a los nuevos liderazgos (gobernadores entrantes y en funciones), quienes renovarán los ideales del instituto. Por otro lado (dependiendo del resultado en la capital del país), el PRD tiene que replantear su visión como partido y ver de las figuras que tiene con cuáles puede empezar una refundación.
Quizá el mayor ganador sea cual sea el resultado de este Frente sea Movimiento Ciudadano, pues según los estudios obtendría su primera gubernatura sumado a los espacios y nivel de votación que alcance, traducido en recursos económicos y control en varios espacios.
Por su parte los Partidos Verde Ecologista de México, Nueva Alianza, del Trabajo y Encuentro Social si bien dependen del resultado presidencial, todos tienen por delante una labor no sólo de sobrevivencia sino de aportar algo más que su logo y su gasto en la vida pública, pues en más de un lugar obtendrán más votación candidatos independientes que estos partidos por sí solos. Lo cual hace preguntarnos si es necesario que México tenga esa cantidad de institutos políticos.
El 2024 arranca con una sociedad enojada en general con el sistema, deseosa de resultados rápidos, de soluciones inmediatas y de castigo a los corruptos, sin embargo también veremos qué tanto esta misma sociedad quiere participar en la vida pública. Las redes sociales virtuales son un grito, pero no alcanzan la permanencia si no cobran vida en la realidad.
@rvargaspasaye