Luis Rubén Maldonado Alvídrez
Cuando se mencionaba el término “inteligencia artificial”, se pensaba en ciencia ficción. Cuando aparecían robots en la pantalla grande haciendo labores para que los humanos no se cansaran, se pensaba en un futuro muy lejano. La famosa empresa mexicana Café El Marino, demuestra que eso es una realidad: 40% de los procesos de su planta Mazatlán, Sinaloa son realizados por máquinas.
Es decir, cada vez menos empleos para hombres y mujeres de carne hueso; y más para brazos robóticos y otras maravillas de la tecnología que permiten: ahorrar más para producir más.
Lo que no se puede automatizar son las sensaciones que un espresso debe tener: caliente al tacto, amargoal paladar, fuerte en la nariz y escaso al servirse.
Yo lo recomiendo doble.
Comenzamos el espresso doble de hoy.
Caliente. “Cuando entré a esta oficina, de alguna manera, sentí la misma sensación de asombro y respeto, que sentí la primera vez que entré hace unos años. Sé de cierto que tú también lo sentirás. Te deseo mucha felicidad aquí. Nunca sentí esa soledad que describen quienes la ocuparon antes que yo…”
Amargo. Así comienza la carta. Hablando de asombro y respeto, agregando felicidad y mucho sentimiento. ¿Puede una oficina hacer sentir todo eso a un ser humano? Sin duda, una oficina es una espacio medio lleno o medio vacío. Feo o bonito. Lo que puede representar esa oficina es lo que va a ocasionar sensaciones y sentimientos. Sus símbolos.
Fuerte. “Habrá tiempos muy difíciles y que se complicarán más por la tormenta de críticas que seguramente juzgarás como injustas. No soy muy bueno en esto de dar consejos; pero nunca permitas que las críticas te desanimen o descarrilen tu rumbo…”
Escaso. Así continúa el cuerpo del texto encontrado en la oficina de un gobernante al entregarle a su sucesor lo que sería su despacho. ¿Barrio a Patricio? ¿Patricio a Reyes? ¿Reyes a Duarte? O lo increíble, ¿Duarte a Corral? ¿Acaso es un texto que Corral ya tiene preparado para quien lo suceda en el cargo, gobernador o gobernadora?
Sería ingenuo pensar que ese tipo de civilidad prevalece en la política mexicana actual y menos en la chihuahuense, en la que la máxima cabeza del estado, hace del conflicto su mejor política, de la victimización, su única estrategia. Un texto así es de alguien de la vieja escuela. De un Reyes Heroles es perfectamente creíble, incluso de presidentes como López Portillo, Miguel Alemán o incluso Lázaro Cárdenas; Miguel De la Madrid o Salinas de Gortari.
Pero nunca se hubiera esperado esa “suavidad” de un Vicente Fox que llegó con su grito de guerra, un Felipe Calderón que ahondó la división social y mucho menos es esperaría eso de un Javier Corral.
Esa carta está fechada el 20 de enero de 1993 y termina así: “Tú serás nuestro presidente cuando leas esta nota. Te deseo parabienes para ti y tu familia. Tu éxito es el éxito de nuestra nación. Te estaré animando desde afuera. ¡Buena suerte!” y firma George Bush, en hoja membrtada de la Casa Blanca, con puño y letra.
La campaña había terminado. Había que cerrar filas con el líder de la nación. Civilidad tradicional, de esa que en la política actual está en peligro de extinción.
Para algunos gobernantes, como el chihuahuense, la campaña no ha terminado.
Este ha sido el espresso doble de hoy.
luisruben@plandevuelo.mx