Rafael G. Vargas Pasaye
El término lo escuché en el X Seminario Internacional de Estrategias Electorales y Políticas en el ITAM de la Ciudad de México que organiza la Maestra Gisela Rubach Lueters, y me pareció adecuado porque justo es lo que se viene dando en las recientes campañas electorales, pero sobre todo en el día a día de gobierno y parte de la clase gobernante no ha sabido hacerle frente.
Los Movimientos no necesariamente tienen que ver con los partidos políticos pero sí tienen que ver con la vida pública. No de a gratis se le llamó Movimiento 132 a ese acto en la campaña presidencial de 2012 que marcó sobre todo al entonces candidato del Partido Revolucionario Institucional.
Aunque también es justo dimensionarlo como es, un fenómeno mundial, que se da en varios países, en formas diversas, en este instante, y rompe, va más allá de la rigidez histórica que determinan los partidos. Y sí tiene que ver con el mensaje, sus temas, los diversos y cambiantes escenarios.
La persona se vuelve el slogan y la propuesta, de allí la sorpresa que han causado algunos nombramientos o precandidaturas, qué estrategias deben hacer los partidos para volverse movimientos atractivos para el sector juvenil por ejemplo, o para las madres solteras, o las recién divorciadas.
Tal vez el reto de los partidos en México para el 2018 con los jóvenes es hallar formas para sumarlos al movimiento y no llenarlos de discursos que los dejen sentados. Aunque los resultados del Mover a México no sean del todo generosos. Quizá este sea el ejemplo claro de cómo no basta el discurso o la bonita imagen, debe pues acompañarse de sustento.
La estructura y el voto duro no bastarán, el impulso para ir a votar dependerá de la ilusión que genere, de la motivación que se desarrolle, e incluso del odio que despierte alguien para ser votado en contra.
Por supuesto que no es un reto exclusivo para la época electoral, también en la función de gobierno se presenta, con fenómenos naturales como el reciente sismo, o con demandas sociales que identifican grupos diversos, allí se está presentando una nueva dinámica de relaciones sociales que la pesada burocracia no alcanza a ver muchas veces, y que la ciudadanía debe aprovechar para ganar cada vez mayor peso y presencia.
Movimientismo pues que hará de sus protagonistas la suerte de liderazgos emergentes que siempre le vienen bien a la escena pública. El 2018 está listo para recibirlos.
@rvargaspasaye