Redacción Sentido Común
A una década de su lanzamiento, WhatsApp es una de las herramientas tecnológicas más requeridas dentro de la comunicación. En la vida cotidiana se usa para socializar o tratar temas sobre el trabajo, pero ¿qué sucede cuando se pasan muchas horas en esa aplicación?, ¿podría ser adictiva?
Erika Villavicencio Ayub, coordinadora de psicología organizacional de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, afirmó que hay una discusión sobre si su uso intensivo es una adicción. Si bien no se encuentra en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), pero por recientes estudios y los síntomas detectados sí podría tratarse de una adicción a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), dijo en un comunicado de la máxima casa de estudios.
De acuerdo con la académica, hay algunos indicadores para saber si somos o no adictos: el tiempo excesivo dedicado a esta aplicación, mentir sobre cuánto se usa e, incluso, presentar alucinaciones o vibración fantasma (creer que se reciben notificaciones cuando no es así). Además, descuidar las horas de sueño, el cuidado personal, no alimentarse bien, perder relaciones interpersonales y mantener esta conducta a pesar de las consecuencias negativas.
Conforme la dependencia avanza, el individuo se aísla, baja su rendimiento escolar o en el empleo, recibe quejas de gente cercana por conectarse constantemente, entra en ataque de ansiedad cuando no tiene acceso o la batería está por agotarse, y aunque intenta limitar su uso, no lo consigue.
Si no revisa su celular, la persona presenta síndrome de abstinencia: siente malestar emocional, que proyecta en conductas disfóricas, insomnio, irritabilidad, aburrimiento, soledad, ira y nerviosismo, entre otros.
También experimenta altos niveles de ansiedad, depresión, fatiga, alteraciones de concentración y memoria, y un alto reforzamiento porque el cerebro recibe una sensación placentera al usar la red. Por último, el adicto sufre negligencia y falta de autocontrol, acompañado de intolerancia y una necesidad de dosis cada vez mayores para obtener los efectos deseados.