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LA SOLEDAD DE JAVIER

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Luis Rubén Maldonado Alvídrez

Javier Corral Jurado llegó al poder y a la mitad de su mandato, quizás sufre de decepción aguda: los gobernadores no tienen poderes plenipotenciarios, aunque sean capaces de tomar decisiones incuestionables y todos suponen que están rodeados de un gabinete de personas súper talentosas y de inteligencia superior.

Desde la oposición a la que estuvo acostumbrado siempre, desde la trinchera democrática, Corral calificaba las acciones de gobiernos que no le agradaban como improvisados, autoritarios e incapaces.

Descalificar para ganar, fue siempre su leitmotiv.

Esta semana que culmina ha sido una muy difícil para el gobernador Corral: redes sociales y medios de comunicación diseminan noticias y encuestas que difieren en metodología, arrojan un mismo resultado, el cual refleja una gran pérdida de popularidad del gobernador que le arrebató el poder al PRI en el siglo XXI.

La encuestadora oficial de Ricardo Anaya, Massive Caller publicó una encuesta telefónica realizada a finales de marzo pasado, en la que los participantes calificaron al gobierno de Javier Corral con un porcentaje de aprobación del 28.1%, calficación que lo lleva ocupar el lugar 20 de 32 en la lista de mandatarios estatales.

Es cierto, hay peores calificados que Corral. Pero eso no debe ser consuelo para quedarse inmóvil.

Por debajo del chihuahuense se encuentran: Alejandro Murat Hinojosa de Oaxaca (22.9%); Jaime Rodríguez Calderón, “el Bronco”, en Nuevo León (21.9%); Alfredo del Mazo Maza, en el Estado de México (21.8%); Silvano Aureoles Conejo, en Michoacán (20.3%), y el peor de todos: Francisco Vega de Lamadrid, en Baja California (17.8%), quien deja el puesto este año.

Y luego medios de comunicación en Parral y otros puntos del estado, han rematado la semana con encuestas en las “benditas redes sociales”, en las que preguntaron a los usuarios quién ha gobernado mejor, sí César Duarte o Javier Corral. El resultados es muy similar a su aprobación como gobernante: 20% a favor del panista, 80% a favor del priista.

Fiel a su estilo, Corral no le hace caso a nadie, más que a él. Por eso, a mi no me sorprende la respuesta que dio a los medios de comunicación, ante la insistencia de un comentario por las encuestas difundidas a nivel nacional: “No me voy a detener en esas cosas, porque todas esas cuestiones tienen que ver con el golpeteo político”.

Esa puede ser su postura pública y al interior con su equipo de trabajo, poner manos a la obra para tratar de mejorar la percepción de su gobierno, al que ya le falta menos de la mitad. Sin embargo, al entrevistarme con gente que lo conoce dentro y fuera de su partido político, me insisten: no cambiará su postura ni un milímetro.

Tengo amigos exgobernadores dentro y fuera del estado, con los que platico regularmente y una constante entre las pláticas es la queja de que cuando llegaron al poder, estaban llenos de amigos y conforme se agotaba el poder, esos amigos disminuían, “y al final, me fui solo”, es una idea arraigada entre ellos.

Todo gobernador depura su equipo cercano y vive entre intrigas. El poder es el estímulo más poderoso para formular intrigas; al ejercer el poder todo gobernante tiene a sus espaldas o a sus costados, la pelea de su equipo por sus afectos. También están las decisiones difíciles y la desconfianza que crece cada día que se va agotando el poder.

“Un gobernante debe jugar en equipo pero sin perder el liderazgo del equipo”, me confió uno de ellos, quien agregó, “al final del día, ser gobernador es estar muy acompañado pero casi siempre solo”.

Corral está en es punto donde comienza a menguar el poder y, según exgobernadores, es el punto de mayor soledad en el gobierno.

Llegó con un gran respaldo popular y una votación sorprendente. A casi tres años de esa elección, Corral está en el dilema: ceder ante los números que reflejan una realidad (que nunca les agrada a los gobernadores) y cambiar el rumbo de su comunicación como gobierno y la suya personal o seguir creyendo que todo es un golpeteo político producto de sus malévolos adversarios.

De continuar tenazmente con su idea de no ceder ni un ápice, la percepción de su administración continuará en caída; de cambiar el rumbo, hacer las cosas de manera diferente, mostrarse cercano, salirse de la caja (dicen los gringos) para conectar con los chihuahuenses, entonces tiene esperanza de mejorar su percepción.

Tristemente para Corral, perdió dos años con el incompetente Antonio Pinedo, quien sólo le hizo perder valioso tiempo y popularidad.

Además, dentro y fuera de la clase política, a Corral se le percibe como un gobernante que no sabe jugar en equipo para gobernar. Solo llegó, solo sigue ejerciendo el poder y solo saldrá del Palacio, comentan algunos empresarios.

Otros más fatalistas y panistas angustiados, comentan que sí no hace un cambio de rumbo, va a terminar solo cuando lo persigan como él ha perseguido a Duarte.

La decisión es solamente de él y debe tomarla en su soledad, pero no debe tardarse mucho, si quiere que su paso por el gobierno trascienda, de lo contrario pasará desapercibido.

ULTIMALETRA

Andrés Manuel ternurita. Es un presidente tan comprometido con las causas animalistas que ya ha catalogado al “pueblo bueno y sabio” como animalitos. Y la chairiza ha comenzado a mugir, ladrar y maullar para expresarle al líder su aprobación a la medida.

luisruben@plandevuelo.mx

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