Luis Rubén Maldonado Alvídrez
En diciembre del 2021, Javier Contreras me invitó a desayunar para obsequiarme su libro “La censura horizontal el nuevo tribunal digital”, el cual de inmediato tomé en mis manos para adentrarme en el. Hace unos días lo presentó en el patio central del Palacio de Gobierno de Chihuahua ante un nutrido grupo de personas y destaca que fue comentado por la gobernadora Maru Campos, quien sufrió en carne propia, una persecución política y digital por largos cinco años.
El más reciente libro de Javier Contreras tiene prólogo del juarense Ignacio Solares, en el que resalta el segundo aire que ha tomado una institución temida y que parecía extinta de nuestro imaginario colectivo: la Santa Inquisición, institución maldita de la Iglesia Católica que perseguía a los herejes y los castigaba con la muerte; así como se puede leer en el magistral “El pozo y el péndulo” de Edgar Allan Poe.
¿No es increíble que en pleno siglo de la modernidad, tecnología e información traemos de regreso a la conversación pública a la temida Inquisición?
Pues si. Y eso lo describe y analiza Contreras en su libro y que Solares en el prólogo denomina una nueva Inquisición, pero ahora digital.
La reflexión de este libro (que es una coedición con la Universidad Autónoma de Chihuahua) sobre la censura nuestra de cada día en las redes sociales, es escalofriante y, sin duda no es nueva, pues ya se ha abordado hasta en series de televisión y películas. Stanley Kubrick advertía en su epopeya espacial de 1968 “2001: odisea del espacio” los peligros que pudiera representar la inteligencia artificial en contra del ser humano. Hoy con el Internet de las cosas y los avances tecnológicos que reconfiguran constantemente la manera en la que consumimos información, observamos que, a diferencia de la poderosa computadora HAL 9000 del filme de Kubrick, la cual asesina a seres humanos, en nuestra cotidianidad, vemos que los algoritmos, no nos matan; siembran suficiente encono y odio para ponernos en contra de nosotros mismos.
Esa es la gran conclusión que obtengo del libro de Contreras.
Y la culpa no es de los fierros (como se diría coloquialmente), es nuestra. Nosotros como seres humanos somos quienes le damos uso a las herramientas que desarrollamos, producto de nuestro ingenio y creatividad. No debemos trasladar la responsabilidad a los aparatos, cuando es única y absolutamente nuestra.
Pregonamos una libertad infinita de las redes sociales, pero destaca una cita que es escalofriante: “las redes sociales se han convertido ya en el instrumento de censura más poderoso de la historia, por encima de los de Franco, Stalin, Kim Jong-un y la Santa Inquisición”.
Nosotros mismos nos hemos convertido en lo que juramos destruir.
ULTIMALETRA
Para los apasionados de la comunicación política el libro de Javier Contreras es obligado y necesario.
lrmaldonado@uach.mx
Consultor en comunicación política y coordinador de comunicación de la UACH.