Ángel Salas Bernaldez
Su oficio nunca ha sido ciento por ciento valorado pese a ser la parte medular de un fútbol necesitado de justicia.
Los árbitros se rehacen de una etapa muy difícil de agresiones y descalificaciones y se fortalecen primero al interior para entonces, ya unidos y con un servicio capaz y responsable exigir entonces el respeto del medio deportivo local, regional, nacional e internacional.
La ruta ha difícil, todavía falta mucho por trabajar en el tema de la seguridad y reconocimiento a la autoridad arbitral, pero que los NAZARENOS limen asperezas primero entre ellos, entre agrupaciones, da una señal de que pueden venir buenos tiempos en su relación personal y profesional con los jugadores.
Los hombres y mujeres del silbato y banderas se están preparando y tanto los amateurs como los del sector profesional dan indicios de ese ascenso.
Todavía se siguen lamentando hechos que debieran ser de Ministerio Público, pero la unión ante esta aberrante y cobarde situación mueve a pensar que ya es otra la mentalidad y personalidad profesional de quienes le dan certeza y validez reglamentaria a un medio deportivo temperamental y con mil problemas de ánimo.
Por eso vaya una felicitación a todos ellos, a los que trabajan en ligas de ciudades bajo condiciones aceptables, y a quienes lo hacen en zonas donde el árbitro es el blanco de todo tipo de situaciones y en dónde está más solitario y expuesto que un astronauta abandonado en Marte.
Gracias por su importante labor.
Sin ustedes toda la cancha sería un territorio oscuro y sin Ley.