Rafael G. Vargas Pasaye
Ser estrella de la televisión, el cine o los deportes asegura fama, cierta reputación y credibilidad, por eso las marcas buscan a esos personajes para ser quienes representen sus productos, casi todos recordamos a Hugo Sánchez promoviendo una pasta de dientes.
Cuando entró en funciones la reglamentación para que los representantes populares solamente pudieran aparecer en voz, imagen y nombre en la publicidad oficial (siete días antes y cinco posteriores a su informe de gobierno) se recurrió a la presencia de personajes de la farándula para ser la imagen de los videos promocionales, así vimos a la actriz y cantante Lucero siendo la imagen del Gobierno del Estado de México en los tiempos del Gobernador Peña Nieto, y luego ella, cedió la estafeta a la actriz Angélica Rivera. El resto de la historia ya la conocemos.
Ejemplos hay varios, Irán del Castillo fue la imagen de Hidalgo, Lalo Verástegui de Tamaulipas, Marco Antonio Solís “El Buki” de Michoacán, no tiene de hecho nada de malo, sin embargo el enojo social quizá viene cuando personajes de esos ámbitos que antes parecían alejados de la política, ahora son quienes encabezan las candidaturas y por eso vemos un Cuauhtémoc Blanco en la antesala de una candidatura a gobernador, o a diputados como Carmen Salinas, o senadores como la exolímpica Ana Guevara, o a próximos candidatos a alcaldes o diputados en las personas de Eduardo Capetillo, Sergio Meyer, y demás.
No es exclusivo de México, en Estados Unidos vimos al presidente actor Ronald Reagan, o al Gobernador de California Arnold Schwarzenegger, en Haití al cantante Michel Martelly, al comediante Jimmy Morales en Guatemala; lo cual lleva a pensar que quizá aquellos que en cada proceso electoral escriben en el espacio “Otro”, nombres como “Cantinflas” o “Chabelo”, no estén tan errados.
Llama la atención que personajes con ese arraigo se enlisten en las filas de los partidos políticos, si por ejemplo, vemos que en una encuesta reciente de la empresa GEA-ISA, a la pregunta “¿Qué tanto cree usted que los partidos existentes en México representan realmente los intereses de la sociedad mexicana?”, la gente respondió: Mucho 10%; Nada 35%; Poco 55%. Esto es, los partidos no son lo mejor visto por la sociedad, y quizá estos personajes ganaran más en la fórmula de independientes. No lo sabremos por el momento.
Lo cierto es que la relación entre la esfera de la política y las demás, incluyendo claro la empresarial, y las ya citadas de deportes y farándula, sin dejar la cultura, las causas sociales y demás, cada vez de forma natural convergen entre sí,y está bien si de lo que se trata es de sumar puntos de vista, de agregar elementos para el debate y de sacar adelante a México, si solo es por el poder o por saber qué se siente estar en la curul de San Lázaro o de Reforma e Insurgentes pues entonces los pasos los estamos dando en sentido contrario.
@rvargaspasaye